No obstante, el verdadero "amor literario" de Juan Gallardo fue, sin duda alguna, el terror ambientado en la Era Victoriana, y fruto de esta pasión son las novelas que rescatamos en este volumen de más de 600 páginas, consagrado a las historias que Curtis Garland dedicó a la mítica, oscura, sangrienta figura del más célebre (y al tiempo, infame) asesino en serie. Así lo explica el autor en su prólogo a Londres, 1888 (marzo de 1978):
Con esta antología que reúne los trabajos de Garland dedicados a los crímenes de Jack el Destripador, hemos intentado establecer el Canon Ripperiano (por "Jack the Ripper") de su autor que, en las diversas historias, aborda el tema desde todas las perspectivas imaginables, y nos presenta desde los hechos puros y duros tal y como sucedieron (Jack el Destripador, 1986), hasta los diarios del asesino (Yo, el Destripador, 1979; El manuscrito del Destripador, 1972); audaces pero fieles especulaciones sobre los hechos reales (Niebla en Whitechapel, 1973); versiones paralelas de los asesinatos del Otoño de Terror (Londres, 1888, 1978); e incluso las secuelas que dejó tras de sí aquel terrible criminal (Seda y niebla para el asesino, 1975; Vuelve Jack el Destripador, 1985)."Confieso que tengo una especial debilidad por Jack el Destripador. Algunas de mis obras se han inspirado en su persona y en su obra, muy especialmente una policíaca titulada El manuscrito del Destripador, y otra del tema terrorífico, Niebla en Whitechapel. Otras varias se inspiraron, de forma más o menos lejana, en las siniestras «hazañas» del más misterioso y sorprendente personaje de la historia del crimen".
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